Llevaba la moto parada desde la última salida en que estrené las ruedas nuevas. Eso fue en abril. ¡Más de 4 meses sin tocarla! Los motivos son diversos: la KTM no es una moto para ir a comprar el pan o llevar a los niños al cole. Durante el día a día ni me planteo sacarla del garaje. Es demasiado salvaje, pide caña. No se puede llevar tranquilamente de paseo. Por otro lado en verano hace demasiado calor para vestirse de romano con el peto, las botas, etc. Por ello cada año hacemos menos salidas en verano... y este año ninguna...
Bueno el caso es que cierta tarde a finales de agosto decidí darme una vuelta no sólo con la KTM sino también con la Dominator que llevaba parada como un mes. La Domi arrancó a la primera. Me vestí de romano y me la llevé a dar una vuelta por caminos, cosa que hacía muchísimo tiempo que no ocurría. Sólo estuve unos 20 minutos, lo bastante para calentar bien la moto y constatar que pisando tierra con una verdadera trail, hay que tener un cuidado especial con la rueda delantera que carga bastante más peso que la trasera pero no agarra nada. Una vez se tiene eso en cuenta, cargando peso atrás y teniendo cuidado en las frenadas, se puede ir relativamente deprisa. Además es muy divertida de llevar.
Una vez guardada la Dominator le tocó el turno a la KTM... pero llevaba demasiado tiempo parada. Aun tenía batería pero no hubo forma de arrancarla. Tras el primer intento revisé todo: nivel de gasolina, grifo de gasolina, estarter, etc. Todo correcto. Pero no arrancaba. Seguí intentándolo hasta que se agotó la batería. Luego aun lo intenté con la palanca de arranque que todavía incorpora mi moto. ¡Nada! Entonces llamé a mi amigo Sergio, que tiene la KTM 525 EXC. Llegó y sin decir palabra tumbó la moto en el suelo hasta que apareció un charquito de gasolina en el suelo. "Es para cebar el carburador", dijo. Probó el motor de arranque... pero no quedaba bastante carga. Entonces sacó la moto a la calle, puso segunda, le empujamos, soltó el embrague... y la moto arrancó a la primera pistonada.
¡Si es que no hay nada como tener experiencia! Aproveché para darme una vueltecita con ella. Nada, un cuarto de hora, pero por caminos. Que diferente se lleva esta moto. No tiene nada que ver. No carga peso delante y agarra muchísimo más que la trail. Que fácil salen derrapes controlados, caballitos... sin pensarlo. Sólo gaaasssss y ya está la rueda apuntando al cielo. Ayyyysss. ¡¡¡A ver si pronto hacemos una salida de verdad que me estoy oxidando!!!
viernes, 18 de septiembre de 2009
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