Ruta por el pantano de Foix

[20/09/2009] El domingo saqué la Yamaha Fazer de paseo... y ya era hora porque desde la Calçotada, en febrero, no hacía una salida digna de ese nombre. No es que no coja lo moto: siempre que tengo que ir a Barcelona prefiero ir en moto que en coche. Y siempre que puedo me escapo a hacer unas curvas... pero una salida planificada, de más de 100 km y con compañía no la he podido hacer desde hace unos 7 meses. ¡Patético! El caso es que este domingo tenía la mañana libre (cosa rara) así que el día antes llamé a mi amigo Luis a ver si se animaba y se animó. ¡Bien! La idea era ir al Pantano de Foix y a Castellet. La carretera que bordea el Pantano de Foix, pasando por Castellet, es preciosa tanto de paisajes como de curvas y en esta época del año las carretera todavía están secas.


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Salimos puntuales a las 9 AM. Me puse el mono de cuero completo con una simple camiseta de manga corta debajo que hacía buen tiempo. No pensaba correr ni nada pero no tengo demasiadas ocasiones de ponérmelo y esta vez tocaba. Luis llevaba botas de moto, pantalones de cordura y chaqueta de verano, con protecciones pero muy ventilada. Casi parecíamos moteros de verdad... je je je je... Tiramos por la autopista B-23 hasta Molins de rei, luego B-24 hacia Vallirana y por fin, después de varios semáforos y un tráfico infernal, llegamos a la N-340 a la altura del puerto del Ordal. Esa es una zona de curvas muy rápidas, con tramos de doble carril para adelantar latas... digo coches. Ahí llegue con ganas de juerga. Adelanté a toda la cola de coches que llevaba delante de una tacada y pude disfrutar de tres o cuatro curvas bastante fuertecillo, aunque sin pasarme. Una vez desahogado, esperé a Luis que por fin con la moto deslimitada no le cuesta tanto seguirme.

Yamaha FZS1000 Fazer

Seguimos tirando a un ritmo ligero pero no rápido por la N-340. Es una carretera bastante aburrida, escepto el puerto del Ordal, con radares fijos y bastante vigilancia de Mossos de Cuadra. Por fin llegamos a l'Arboç, donde cogimos el desvío hacia Vilafranca del Penedés, es decir, hacia la costa. Enseguida llegamos a Cartellet donde paramos. Había un bar restaurante con bastantes motos paradas, pues es una zona muy motera, pero nosotros fuimos a visitar el pueblo. También hicimos unas pocas fotos.

Luis con el pantano de Foix al fondo

Yo en el castillo de Castellet

Cuando acabamos la visita aun era pronto para almorzar así que seguimos la ruta. Tocaba la parte más bonita. La carretera bordea el lago de punta a punta, siguiendo su relieve, por que tiene muchas curvas lentas y pocas rectas. Íbamos bastante despacio pero daba igual. Estaba disfrutando de la cada trazada. Sin acelerar prácticamente entre curvas, pero sin frenar apenas a la entrada, de forma que me obligaba a tumbar la moto en cada curva. Una gozada. Volvimos a parar en la presa e hicimos más fotos.

La presa del pantano de Foix

Yo en la presa del pantano de Foix

Luis y su Yamaha

Seguimos ruta hasta cerca de Vilafranca del Penedés. Ahí nos desviamos por la C-31 hacia Sitges con intención de ir por las Cuestas del Garraf, una preciosa carretera costera con un montón de curvas de todo tipo que la Generalitat se ha cargado completamente al eliminar absolutamente las zonas de adelantamiento. Ahora sólo tienes dos opciones: o bien adelantas con línea continua arriesgándote a que te pillen, o bien te quedas detrás del primer coche lento que te encuentres y te haces los 20 o 25 kilómetros a paso de tortuga. En estos momentos es una carretera a evitar por los moteros. De hecho apenas nos cruzamos con una par de despistados, cuando antiguamente era una carretera plagada de motos. No teníamos prisa así que no adelantamos pero personalmente acabé hasta las narices... y con ganas de asesinar a algún que otro político responsable del SCT que es como la DGT pero en Catalán. El mismo perro con distinto collar. Los mismos prejuicios y el mismo afán recaudatorio. En fin...

Bueno, al final fueron 135 km. de marcador en poco más de 3 horas y una sonrisa de oreja a oreja para el resto del día. Ya tocaba sacar la moto, ya...

Arrancando la KTM tras 4 meses parada

Llevaba la moto parada desde la última salida en que estrené las ruedas nuevas. Eso fue en abril. ¡Más de 4 meses sin tocarla! Los motivos son diversos: la KTM no es una moto para ir a comprar el pan o llevar a los niños al cole. Durante el día a día ni me planteo sacarla del garaje. Es demasiado salvaje, pide caña. No se puede llevar tranquilamente de paseo. Por otro lado en verano hace demasiado calor para vestirse de romano con el peto, las botas, etc. Por ello cada año hacemos menos salidas en verano... y este año ninguna...

Bueno el caso es que cierta tarde a finales de agosto decidí darme una vuelta no sólo con la KTM sino también con la Dominator que llevaba parada como un mes. La Domi arrancó a la primera. Me vestí de romano y me la llevé a dar una vuelta por caminos, cosa que hacía muchísimo tiempo que no ocurría. Sólo estuve unos 20 minutos, lo bastante para calentar bien la moto y constatar que pisando tierra con una verdadera trail, hay que tener un cuidado especial con la rueda delantera que carga bastante más peso que la trasera pero no agarra nada. Una vez se tiene eso en cuenta, cargando peso atrás y teniendo cuidado en las frenadas, se puede ir relativamente deprisa. Además es muy divertida de llevar.

KTM 450 EXC & Honda Dominator

Una vez guardada la Dominator le tocó el turno a la KTM... pero llevaba demasiado tiempo parada. Aun tenía batería pero no hubo forma de arrancarla. Tras el primer intento revisé todo: nivel de gasolina, grifo de gasolina, estarter, etc. Todo correcto. Pero no arrancaba. Seguí intentándolo hasta que se agotó la batería. Luego aun lo intenté con la palanca de arranque que todavía incorpora mi moto. ¡Nada! Entonces llamé a mi amigo Sergio, que tiene la KTM 525 EXC. Llegó y sin decir palabra tumbó la moto en el suelo hasta que apareció un charquito de gasolina en el suelo. "Es para cebar el carburador", dijo. Probó el motor de arranque... pero no quedaba bastante carga. Entonces sacó la moto a la calle, puso segunda, le empujamos, soltó el embrague... y la moto arrancó a la primera pistonada.

¡Si es que no hay nada como tener experiencia! Aproveché para darme una vueltecita con ella. Nada, un cuarto de hora, pero por caminos. Que diferente se lleva esta moto. No tiene nada que ver. No carga peso delante y agarra muchísimo más que la trail. Que fácil salen derrapes controlados, caballitos... sin pensarlo. Sólo gaaasssss y ya está la rueda apuntando al cielo. Ayyyysss. ¡¡¡A ver si pronto hacemos una salida de verdad que me estoy oxidando!!!